Se habla mucho sobre los beneficios de los CFDI frente a la factura ordinaria de papel. Más allá del ahorro que representan, en este post abordaremos otras de sus ventajas, tanto tangibles como intangibles. Como veremos a continuación, el esquema electrónico tiene por objeto simplificar los trámites a la par que mejorar el servicio a los clientes y también, el ahorro de dinero para las empresas. Esto es especialmente importante en las pymes, donde un ahorro se puede convertir en una inversión que le ayude a dar el salto a una mejora cualitativa.
El primer coste de ahorro claro que existe es por la no adquisición de papel y tinta. Esto parece de poco valor; sin embargo, si multiplicamos por un año todo el material adquirido, veremos que no se trata de una cifra menor.
El otro elemento tangible es el espacio. Si una oficina dispone de 90 m2 y una gran parte es ocupada por los archivos de facturas, se ahorrarán varios metros gracias al uso de CFDI.
Pero además, existen otros beneficios intangibles en la facturación electrónica. El primero de ellos es el tiempo de búsqueda. Usando los algoritmos boleanos, podemos encontrar en nuestra base de datos, rápidamente el elemento que necesitamos. Sin embargo, una factura en papel requiere de una inversión de tiempo para la búsqueda, minutos que sumados, por un año, son muchos.
También hay que contar los gastos de logística. Por ejemplo, el transporte de los documentos de un lugar a otro. Al tener acceso a Internet, el CFDI se puede enviar por el Clouding, correo electrónico u otros medios digitales. Si está en papel, por fuerza tendremos que utilizar a una persona y perder su fuerza productiva y el dinero del transporte.
La factura electrónica también favorece la eliminación de los roces entre empresas y proveedores. El motivo es que el CFDI no se puede falsificar, por lo que se evitarán los intentos de fraude fiscal que pueden perjudicar a su empresa y que suponen un gasto extra en despachos de abogados especialistas en estos temas.