Cuando hablamos del efecto dominó, se nos viene a la mente la imagen de las fichas que caen unas sobre otras de manera rápida y casi sincronizada; una reacción en cadena que se replica de manera similar en lo que se refiere a los cambios normativos en la región.
En efecto, y como resultado del veloz avance de la transformación digital, que muchas veces desborda la capacidad de gobiernos y empresas por seguir su ritmo, las entidades tributarias están observando permanentemente las diversas iniciativas de los países vecinos, en especial en lo referente a los cambios tecnológicos. Los métodos de validación y la fiscalización de operaciones comerciales realizadas por las empresas caen en una verdadera reacción en cadena para adoptar mecanismos similares, adaptados siempre a su realidad local.
Uno de los ejes centrales de esta tendencia es la búsqueda de un cambio en las metodologías sobre los procesos de control, recaudación y auditoría de las transacciones que respaldan las operaciones con los consumidores. Para esto, las autoridades tributarias no solo han invertido en recursos que soporten estos nuevos procesos, sino que han consolidado, a través de los OSE, los PSE y los agentes de retención y percepción, mecanismos para que actúen como validadores, auditores y recaudadores en nombre de un tercero.
En este sentido, la digitalización de los procesos de fiscalización, control, recaudación y post auditoría permiten no solo resolver procesos de manera inmediata, controlar en línea las transacciones o habilitar la recaudación instantánea; también posiciona a las autoridades tributarias como referentes tecnológicos en la región.
A través de la digitalización, los distintos gobiernos de Latinoamérica han incrementado exponencialmente la recaudación, optimizado los tiempos de fiscalización y aumentado la eficiencia en el control del cumplimiento tributario.
Los próximos pasos están enfocándose en lograr que los distintos gobiernos puedan:
- Fiscalizar en línea
- Aumentar la recaudación
- Eficientizar el cumplimiento tributario
Si evaluamos la inversión y el costo-beneficio de las empresas que deben responder ante estos cambios, encontramos grandes desafíos a enfrentar. Estos son mayores en aquellas empresas que operan en varios países de forma simultánea; principalmente, porque todos los cambios se están presentando al mismo tiempo, dando muy poco tiempo de reacción y generando incumplimiento en los plazos de obligatoriedad con el riesgo latente de enfrentar multas futuras.
A modo de ejemplo, la experiencia de Chile en lo que se refiere a la obligatoriedad de la boleta o recibo -documento tributario electrónico para consumidores finales que debe emitirse y validarse en el momento que se genera cada transacción- está impulsando el desarrollo, por parte de las autoridades tributarias de otros países, de sistemas y procesos equivalentes para dar cumplimiento a normativas similares que permitan la fiscalización en línea, en un efecto dominó que probablemente siga replicándose para otros tipos de normativas.
La homologación de buenas prácticas y la adaptación de mecanismos que prueben ser exitosos en una determinada nación, puede ser el camino más lógico para que la región enfrente con éxito los retos crecientes de una transformación digital que no se detiene.