Los constantes cambios normativos que imponen las administraciones tributarias sobre las empresas apuntan a contar con información continua, de calidad y en tiempo real sobre las transacciones que se realizan, obligando a las compañías no solo a integrar dichos cambios rápidamente en sus plataformas tecnológicas, sino, además, a dedicar recursos y tiempo -generalmente escasos- para generar la información requerida. Esto es particularmente complejo para las compañías de mayor tamaño, que generan una gran cantidad de documentos, y para empresas más pequeñas en proceso de crecimiento, que suelen carecer del personal para realizar estos procedimientos.
Para estar en cumplimiento, los distintos documentos electrónicos generados por una empresa deben pasar por una larga cadena de procesos e intervenciones -algunas manuales- y diversos controles para verificar que la información tributaria esté correcta. Estos datos son críticos para el trabajo diario, el cierre de balances y eventuales auditorías, y los reportes derivados de estos análisis deben cumplir con las normas en cada país en que tiene presencia.