Cada vez se escucha más el concepto de interoperabilidad en facturación electrónica. Pero ¿a qué se refiere? Interoperabilidad es la capacidad que tienen diferentes sistemas, plataformas y entidades (públicas o privadas) de intercambiar, interpretar y procesar información fiscal de forma uniforme, sin importar el formato, proveedor o país de origen.
En esencia, significa que una factura electrónica emitida por un sistema puede ser recibida, entendida y procesada correctamente por otro sistema distinto, garantizando su validez legal, su integridad técnica y su transparencia fiscal.
¿Estamos muy lejos de lograr la interoperabilidad en facturación electrónica en nuestra región?
En Latinoamérica, la facturación electrónica ha dejado de ser una tendencia para convertirse en un requisito clave de cumplimiento tributario. Países como México, Brasil, Chile, Colombia y Perú ya cuentan con sistemas consolidados, mientras que otros están en pleno proceso de adopción.
Sin embargo, el verdadero reto no es solo emitir facturas digitales, sino lograr que los sistemas de distintas empresas, sectores y países puedan hablar el mismo idioma. Ese es el propósito de la interoperabilidad.
Hoy no existe en la región, y aunque algunos países han dado pasos hacia esquemas de integración, aún persiste una gran fragmentación normativa y técnica.
La interoperabilidad en el mundo: modelos y aprendizajes
Este sistema no es un concepto nuevo: en distintas regiones ya se han desarrollado modelos que permiten que emisores, receptores y gobiernos intercambien documentos con reglas comunes.
Europa es probablemente uno de los ejemplos más avanzados gracias a la red PEPPOL (Pan-European Public Procurement On-Line), una red internacional de interoperabilidad que permite a empresas y administraciones públicas intercambiar documentos electrónicos estandarizados, como facturas u órdenes de compra, a través de puntos de acceso seguros. PEPPOL no es una plataforma única centralizada, sino un marco común de estándares técnicos y legales, que garantiza que los documentos viajen de forma segura y sean comprensibles en distintos países y sistemas.
Este modelo ha sido tan exitoso que ha trascendido fronteras, expandiéndose hacia países como Singapur y Nueva Zelanda.
Si bien las regulaciones están orientándose cada vez más hacia automatización y la protección de datos dentro de la facturación electrónica en Latinoamérica, el camino hacia la interoperabilidad aún no comienza. Y aunque ya existen algunas conversaciones en foros como la Comunidad Andina y el Mercosur, todavía estamos a años luz de un estándar regional que garantice que una factura emitida en un país pueda ser procesada sin fricciones en otro.
Retos para implementar la interoperabilidad en Latinoamérica
- Armonización regulatoria: cada país define su propio formato de factura y reglas de validación, lo que impide un estándar común.
- Diversidad de estándares técnicos: coexistencia de múltiples XML y validaciones en línea.
- Cambios normativos frecuentes: los plazos cortos de adecuación generan presión constante sobre empresas y proveedores de tecnología.
- Brechas tecnológicas: mientras grandes corporaciones trabajan con sistemas robustos, muchas pyme aún dependen de soluciones básicas.
- Infraestructura desigual en las administraciones tributarias: no todos los gobiernos pueden procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real.
- Falta de acuerdos de reconocimiento mutuo: el comercio intrarregional aún enfrenta barreras fiscales y técnicas.
- Gobernanza digital pendiente: reglas claras sobre protección de datos, seguridad de la información y soberanía fiscal en intercambios transfronterizos.
¿Por qué la interoperabilidad es clave para Latinoamérica?
En nuestra región, la interoperabilidad podría ofrecer estos (y otros) beneficios concretos:
- Facilitaría el cumplimiento tributario: los gobiernos reciben datos estandarizados en tiempo real, reduciendo errores y agilizando fiscalizaciones.
- Optimizaría las operaciones empresariales: evita reprocesos y conversiones manuales cuando se trabaja con clientes o proveedores que usan sistemas distintos.
- Potenciaría el comercio transfronterizo: la interoperabilidad permite operaciones fluidas entre países con marcos regulatorios diferentes, algo crítico para empresas que operan en más de un mercado latinoamericano.
- Reforzaría la trazabilidad y transparencia: facilita el seguimiento de las transacciones y combate la evasión fiscal, uno de los principales objetivos de las autoridades tributarias de la región.
Tendencias que marcarán el futuro
Mirando hacia adelante, la interoperabilidad en Latinoamérica, aunque lejana, podría evolucionar gracias a varias tendencias clave. La expansión de redes y estándares comunes, como PEPPOL y otras futuras iniciativas, podrían adaptarse progresivamente al mercado regional, facilitando que empresas y gobiernos compartan información con reglas unificadas.
Al mismo tiempo, la automatización inteligente, apoyada en inteligencia artificial y machine learning, permitirá estandarizar datos y detectar inconsistencias en tiempo real, reduciendo errores y reprocesos.
La integración regional avanzaría más rápido mediante proyectos piloto entre países con marcos regulatorios cercanos, mientras que la creciente complejidad de los requisitos fiscales -por ejemplo, la incorporación de datos adicionales en facturas para mejorar trazabilidad y control- obligará a las empresas a modernizar sus sistemas para cumplir sin fricciones.
Iniciativas como ViDA (VAT in the Digital Age) muestran cómo la digitalización fiscal puede convertirse en un motor de interoperabilidad, ayudando a que las administraciones tributarias operen con datos más precisos y uniformes. Estas tendencias preparan el terreno para un ecosistema más eficiente, seguro y conectado, donde la facturación electrónica deja de ser un requisito local para convertirse en un estándar regional y global.
Cómo ayuda Sovos
En Sovos, trabajamos con empresas que necesitan operar sin fricciones en entornos normativos diversos. Nuestra plataforma de facturación electrónica:
- Cumple con los requisitos de los distintos países y se actualiza automáticamente ante cambios regulatorios.
- Facilita la emisión, recepción y validación de documentos en un solo entorno centralizado.
- Se integra con los sistemas existentes de nuestros clientes, asegurando compatibilidad y continuidad operativa.
- Incorpora experiencia en estándares internacionales, lo que prepara a las empresas para un futuro con más interoperabilidad regional y global.
Así, las empresas no solo cumplen con las normativas locales; además se posicionan para competir en un mercado cada vez más conectado.
La interoperabilidad en facturación electrónica mejora la eficiencia operativa, permite a las autoridades avanzar hacia modelos tributarios inteligentes y es la clave para que la digitalización fiscal en Latinoamérica evolucione hacia un modelo más eficiente, integrado y competitivo.
Si gobiernos y privados se toman el desafío en serio y se comienza a trabajar de manera coordinada para avanzar en este ámbito, estaremos mejor preparados para operar sin fronteras y aprovechar las oportunidades de un mercado global.