Producto de diversos factores ambientales, las empresas en el Perú están expuestas a exigentes cambios normativos en materia fiscal que buscan incrementar el control sobre sus transacciones. para aumentar la recaudación de impuestos, clave para la reactivación. Los partners tecnológicos juegan un rol crucial.
Los efectos de la pandemia de Covid-19 sobre la economía mundial han sido rotundos. El estancamiento del comercio debido a la paralización de infinidad de industrias y las restricciones derivadas de la contingencia sanitaria han golpeado significativamente a Latinoamérica, situación que se ha visto complejizada por la incertidumbre derivada de los procesos electorales que se están llevando a cabo en varios de los países de la región y que provocan, naturalmente, cierto grado de inestabilidad interna.
En este escenario, los gobiernos, incluyendo al peruano, han buscado mecanismos para paliar los efectos negativos sobre la economía a través de diversas medidas fiscales que buscan, no solo recobrar los índices económicos, sino también, proteger a las empresas, generadoras del necesario capital.
Con este objetivo, la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria del Perú (SUNAT) ha impulsado diversas estrategias que buscan fortalecer la reactivación del país a través de una mayor recaudación de impuestos, en un esfuerzo por contrarrestar ciertos indicadores como el tipo de cambio y la calificación de riesgo país, que se han visto afectados por las condiciones imperantes.
Las iniciativas lideradas por la administración tributaria del Perú le han permitido recaudar, efectivamente, más impuestos en lo que va del 2021. Esta mayor recaudación se deriva, en gran medida, de la condición de país minero de Perú, dado que China está reactivando sus fábricas y, por ende, las compras. Al estar las empresas mineras muy activas, y ser parte del setenta por ciento, aproximadamente, de la producción y de las exportaciones nacionales, la SUNAT está recaudando más.
También se está reactivando fuertemente el comercio, principalmente online, gracias a la creación de innumerables nuevos emprendimientos en el país, lo que permite elevar la cifra percibida por concepto de IGV.
En concreto, los planes de la SUNAT se han orientado básicamente a mejorar el control de los procesos de facturación de los grandes contribuyentes y de todos sus ecosistemas para incrementar el recaudo, y para esto, ha emitido una serie de mandatos alineados con este objetivo.
Un ejemplo de esto es la Resolución 193-2020, emitida por la SUNAT como respuesta al Decreto de Urgencia 013-2020 emanado por el Poder Ejecutivo que, con el objetivo de inyectar liquidez en las medianas y pequeñas empresas, incentiva el factoring; herramienta que les permite a las mipymes adelantar el proceso de cobro de facturas.
Este decreto exige la habilitación de algunos campos de datos adicionales en el comprobante, como la forma de pago, y en caso de que el pago sea al crédito, las fechas de vencimiento y monto de las cuotas, que permitirán a la SUNAT obtener información relevante para el proceso de factoring sobre una factura negociable. Además, modifica el plazo para enviar la factura y poner a disposición del receptor, reduciéndose de 7 días a 2, contados a partir del día de emisión. Un decreto posterior, el Decreto de Urgencia 050-2021, modifica temporalmente este plazo a 4 días, hasta el 31 de diciembre de 2021. El 1 de enero de 2022 se retornaría a la ventana de 2 días. A partir de la puesta a disposición del comprobante al adquiriente, comienzan a correr ocho días para confirmar la factura, ampliables a 2 más en ciertas circunstancias, para que éste las declare en conformidad o disconformidad comercial.
Si bien los cambios mencionados aún no entran en vigencia y la Resolución de Superintendencia 000042/SUNAT suspende, sin fecha concreta, el punto referente al nuevo plazo para el envío de facturas electrónicas y notas de crédito y débito asociadas a las mismas ante la SUNAT u OSE, el mandato original ejemplifica la búsqueda de mayor control que persigue la administración tributaria.
Otro ejemplo de esto último es el listado de 59 observaciones que, a partir del 1 de agosto -según informó recientemente la SUNAT- de presentarse dichas inconsistencias en la factura, serán consideradas como error y, por lo tanto, el comprobante será rechazado, no teniendo valor tributario alguno. Entre estas observaciones se pueden mencionar: errores de cálculo, sumatoria de parciales no coincide con el monto total, errores en los datos del receptor e información faltante, entre otras. Dichos errores no solo dificultan el control de la SUNAT, sino también pueden perjudicar al emisor y al receptor, al anotar en sus registros contables información inconsistente que pudiera a futuro ser motivo de un reparo tributario.
Desafíos para contribuyentes y proveedores tecnológicos
Todos estos cambios normativos imponen retos a los contribuyentes. El mayor ha sido el de los plazos -relativamente cortos- lo que ha puesto presión sobre las empresas, que no solo deben adecuar su sistema de facturación electrónica, sino también, sus sistemas back office o de punto de venta. Esto quiere decir que, tanto al punto de venta como a los sistemas de facturación comercial y de facturación contable, hay que agregarles estos nuevos campos y luego hay que hacer pruebas para corroborar que todo funcione adecuadamente. Todo este ciclo demanda un tiempo, dentro de plazos bastante retadores.
El otro gran desafío es la cobertura, debido a la diversidad de ERPs y/o desarrollos propios con que cuentan las empresas, tecnologías de base que deben ser contempladas a la hora de integrar cualquier solución.
Los proveedores de tecnología, que ayudan a las empresas a adecuarse a los nuevos mandatos fiscales, también se ven exigidos para cumplir en tiempo y forma. En esa línea, aquellos que fueron previsores y siguieron avanzando en los cambios que se venían, haciendo pruebas aún sin tener certeza de la entrada en vigor de los distintos mandatos, quedaron en mejor pie para responder dentro de los plazos esperados.
Por esta razón es muy importante contar con partners tecnológicos que tengan no solo la capacidad de reacción desde el punto de vista del desarrollo, sino también, la capacidad logística para lograr que los despliegues se hagan en tiempo y forma, y para multiplicidad de compañías en forma casi simultánea. Esto, porque un software puede implementarse muy rápido, pero desplegarlo en bases diversas es un gran desafío.
Las empresas en búsqueda de proveedores para estos fines debieran optar por compañías con una infraestructura sólida y una planta propia experimentada, robusta y efectiva que acompañe a sus clientes y esté lista para reaccionar rápido, adaptándose a los plazos y normas cambiantes con agilidad.
En el caso específico de factura electrónica, un partner debe tener experiencia y un récord exitoso de ayudar a sus clientes adaptándolos a los nuevos mandatos. Es probable que en el corto y mediano plazo surjan más mandatos que los habituales anualmente, y se requerirá de un socio que tenga el músculo logístico, tecnológico y comercial capaz de responder a empresas grandes, medianas y pequeñas operando en el Perú, que además disponga de las suficientes espaldas financieras como para garantizar la continuidad operacional.