Puede que no sea ESE teléfono rojo el que está sonando, pero tenga la seguridad de que la dirección está lidiando con un problema grave y está buscando que la TI lo resuelva por ellos.
Hay dos cosas que ponen nerviosos a los consejos de administración y a los directivos por encima de todo. Riesgos que tienen el potencial de afectar a los resultados y a la reputación de la empresa/marca. Este problema actual puede hacer ambas cosas y rápido si no se trata a tiempo.
Me refiero a los mandatos fiscales del gobierno.
Ahora bien, se preguntarán, ¿acaso los mandatos gubernamentales no existen desde hace décadas? ¿Por qué la urgencia ahora? Sí, han existido durante mucho tiempo, pero nunca han existido en su forma actual ni han tenido la capacidad de impactar en sus operaciones tan rápidamente.
Permítame explicarle. En el pasado, las organizaciones de todo el mundo debían informar sobre las transacciones a posteriori y pagar las cantidades que estaban legalmente obligadas a pagar. Si no lo hicieran, el gobierno podría llegar a auditarlos dentro de unos meses o años y aplicar una multa si se descubre que las cosas no están en orden. En el gran esquema de las cosas, era un inconveniente menor para las empresas y no un verdadero elemento de disuasión por tener procesos defectuosos o negligencia.
Todo esto empezó a cambiar hace unos años, cuando los gobiernos empezaron a contemplar una brecha fiscal que crecía sin soluciones fáciles para frenarla. ¿Cree que exagero? Según el informe 2021 sobre la brecha del IVA cuestiones de la Comisión Europea, sólo en 2019 los países de la UE perdieron 134.000 millones de euros en ingresos por el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) que les debían legalmente las empresas.
Esto fue una llamada de atención para todos los países que emplean el sistema de imposición del IVA en cualquier parte del mundo. No sólo estaban perdiendo unos ingresos muy necesarios, sino que el problema se estaba agravando. Había que hacer algo y hacerlo rápido o no podrían financiar programas vitales en sus países.
Avance rápido hasta hoy. Los países se han tomado en serio el problema y han decidido que la tecnología es la respuesta. Han invertido mucho en la digitalización y han puesto sus capacidades no sólo a la altura de las empresas, sino que en muchos casos, probablemente por primera vez en la historia, han superado las capacidades de la industria privada para controlar e informar sobre las transacciones financieras.
Hoy en día, ya no se informa a posteriori. Los gobiernos se han instalado en su pila de datos y están revisando las transacciones en tiempo real. Y con la vigilancia en tiempo real ha llegado la aplicación de la ley en tiempo real. Si no está reportando la información de la forma en que el gobierno ha ordenado, puede esperar una acción rápida que va desde costosas multas hasta la revocación de su licencia comercial en ese país. Ambos serían golpes devastadores para las perspectivas financieras y la reputación de su empresa.
Por eso es tan urgente que las tecnologías de la información se pongan al día y tengan una estrategia para abordar el problema de forma global. Las cosas sólo se van a complicar más y la capacidad de escalar los sistemas para cumplir con los cambiantes mandatos fiscales en todos los lugares en los que se hace negocio se ha convertido en una prioridad absoluta para las empresas.
El mundo es nuevo en lo que se refiere al IVA y es mucho lo que hay que asimilar. Si esta información es nueva para usted o está en proceso de asimilar cómo afecta a su organización, le animo a que recuerde y comparta las siguientes cinco cosas con sus colegas:
1. El gobierno está en sus datos
Los informes fiscales en tiempo real se están convirtiendo en la nueva norma para las empresas de todo el mundo. Los gobiernos ya no se conforman con recibir datos a posteriori y ahora exigen una presencia permanente en su pila de datos.
2. Los mandatos de datos del gobierno están quitando el control a las empresas
Con la facturación electrónica impuesta por el gobierno tomando el mundo por asalto, las empresas tienen poco tiempo para prepararse para este cambio. Para seguir siendo operativos y cumplir con estos mandatos, los informáticos deben crear una estrategia para asegurarse de que están cumpliendo con las obligaciones del mandato al tiempo que se mantienen con los parámetros de los planes y presupuestos a largo plazo.
3. Los mandatos de datos se mueven y evolucionan rápidamente
Dado que los gobiernos están avanzando rápidamente hacia la implantación obligatoria de la facturación electrónica, las organizaciones se enfrentan ahora a una ventana extremadamente corta para actualizar sus códigos y mandatos fiscales. Para los departamentos de TI, supervisar y ejecutar estos cambios se convertirá en una de sus principales prioridades.
4. Los mandatos de datos carecen de coherencia de un país a otro
Para las organizaciones internacionales, estar al día de los nuevos procesos, tecnologías y normativas es un componente esencial para dirigir un negocio con éxito. Sin embargo, los diferentes enfoques que está adoptando cada autoridad reguladora están causando mucha incertidumbre a las empresas. El reto para las TI es crear la infraestructura que permita a la empresa cumplir con los mandatos individuales de la autoridad reguladora de cada país, y al mismo tiempo integrarse entre sí para proporcionar un cuadro de mando global en tiempo real del estado de cumplimiento de la organización.
5. Los gobiernos han aumentado la severidad y la velocidad de la aplicación de la ley
Las autoridades fiscales se están volviendo más agresivas que nunca para cerrar las brechas fiscales. Con el uso de herramientas y procesos digitales, los gobiernos pueden agilizar rápidamente el cumplimiento de las normas y rastrear eficazmente el fraude fiscal. En el mundo digital actual, las sanciones pueden ser más rápidas y severas que en el pasado. La TI debe garantizar que los datos de las transacciones se presenten a las autoridades reguladoras en el formato y el plazo que exigen.
Espero que esta información le dé algunas cosas en las que pensar mientras trabaja en las realidades cambiantes de los mandatos fiscales globales.