¿Estamos dispuestos a compartir nuestros datos biométricos? Hace un tiempo lancé una encuesta en redes para medir la confianza en estas técnicas. El resultado fue claro: no confiamos. Pero a la vez, sabemos que es inevitable; es hacia donde vamos.
La identificación biométrica ha transformado la forma en que verificamos identidades; gracias a la mezcla de efectividad y seguridad que proporciona se ha instalado como método ideal de autenticación. Pero también vemos su lado oscuro, ese que muestra que, aunque su adopción sigue creciendo, la confianza en las organizaciones que administran estos datos está en baja.
¿Cuáles son los factores clave que modelan esta percepción y cuál es el futuro de la identificación biométrica? Trataré de dilucidar ambas preguntas en este artículo.
¿Qué son los datos biométricos?
Antes de hablar de nuestro temor a compartir datos biométricos, analicemos qué son y qué representan. Empecemos por allí.
Los datos biométricos son factores únicos e irrepetibles (huella dactilar, rostro, voz, iris, o costumbres de comportamiento) que pueden identificar a una persona, y que están directamente ligados a nuestra identidad como individuos.
Sin embargo, aún existen muchas personas que no comprenden su verdadero valor. Si bien hemos empezado a reconocer la sensibilidad de estos datos, el impacto potencial de su uso indebido sigue siendo abstracto para muchos. Esta percepción va en detrimento de la urgencia de protegerlos
En 2024, el proyecto WorldCoin ofrecía criptomonedas a cambio de escaneo de iris en Tucumán, Argentina, mi provincia natal. Si bien la organización detrás de este proyecto busca desarrollar tecnologías centradas en la identidad digital, su accionar fue cuestionado en lugares como Hong Kong, Kenia y España. En este último país, las autoridades ordenaron detener la recolección de datos personales debido a la preocupación sobre el uso que se les podrían dar.
Me pregunto: ¿cuántos de los que participaron en este proyecto tienen visibilidad cierta del valor real y crítico de este factor biométrico, y el riesgo al que se pueden exponer?
En este punto se hace fundamental educar a los ciudadanos sobre su importancia y las implicaciones de un mal uso. Pero no es responsabilidad única de las organizaciones y organismos oficiales; somos nosotros los actores clave en el ecosistema digital, y entenderlo ayudará a que seamos más conscientes de las consecuencias de compartir nuestros datos, y a que empecemos a exigir un manejo ético y seguro de esta información tan valiosa.
Datos biométricos y seguridad
Ya sabemos que la falta de información es uno de los factores centrales por los que nos preocupa compartir nuestros datos biométricos; los usuarios temen a las brechas de seguridad y al mal uso de los datos. Estas inquietudes se agravan por el carácter inmutable de los datos biométricos (no puedes cambiar tu huella dactilar o tu rostro como una contraseña) y por falta de información clara.
Es por esto por lo que muchos usuarios demandan políticas más transparentes y detalladas sobre cómo las empresas manejan sus datos. Según 2024 Consumer Trust In Biometrics Report, de Aware, más del 40% de los encuestados expresaron incomodidad o neutralidad respecto al uso de biometría en espacios públicos, lo que resalta la necesidad de una mayor comunicación y claridad en la gestión de datos.
Dentro de los factores preponderantes también se encuentra el rango etario: la Generación Z, al estar en contacto con esta tecnología desde edades tempranas, tiende a confiar más en la biometría. En contraste, las generaciones mayores suelen mostrar mayor escepticismo debido a su menor exposición a estas herramientas. De igual manera, esta cambia dependiendo del organismo o institución que lo solicita.
Dentro de los canales confiables se encuentran las instituciones gubernamentales y financieras, que se perciben así debido a sus estrictos marcos de seguridad, regulatorios y de control. Oficinas de pasaportes y bancos son ejemplos de entidades donde los consumidores sienten mayor seguridad al compartir sus datos.
Por otro lado, en los menos confiables, el escepticismo gira en torno a los canales online, juegos de azar y las aplicaciones móviles, especialmente tras incidentes destacados que han comprometido la privacidad. Asimismo, el comercio electrónico y las redes sociales son percibidos con desconfianza debido a antecedentes relacionados con el manejo inadecuado de datos personales.
Según la Encuesta de Tecnologías Biométricas de GetApp realizada en 2024, solo el 5% de los consumidores confía en que las empresas tecnológicas protejan esta información, una caída significativa desde el 28% registrado en 2022.
Este panorama resalta la importancia de que las organizaciones adopten medidas más transparentes, refuercen sus estándares de seguridad y se comprometan a educar a los usuarios y organizaciones sobre la gestión responsable de la información biométrica, para recuperar la confianza y garantizar un entorno más seguro.
Verificación biométrica, piedra angular de la transformación digital
Ahora bien. ¿Por qué seguimos en este camino si existen temores que nos amedrentan? La verificación biométrica es, sin lugar a duda, el pilar fundamental de la transformación digital, y es cada vez más habitual en la vida diaria. Nuestros celulares, cerraduras y controles de ingreso nos hacen utilizar día a día servicios de biometría.
¿Cuáles son los puntos fundamentales que nos impulsan a usar factores biométricos de autenticación?
Aquí tres de los más mencionados:
- Prevención de fraude: la verificación biométrica se basa en características únicas e irrepetibles de cada persona, como huellas dactilares, reconocimiento facial o voz, lo que hace prácticamente imposible suplantar una identidad. Esta tecnología es una herramienta poderosa para evitar fraudes y garantizar que solo los usuarios legítimos puedan acceder a sistemas o servicios sensibles.
- Velocidad y usabilidad: el uso de biometría agiliza procesos que anteriormente eran lentos y burocráticos (sin mencionar vulnerables), como la autenticación mediante contraseñas o la verificación de documentos físicos. Desde desbloquear dispositivos hasta realizar transacciones, la biometría mejora la experiencia del usuario al combinar rapidez con precisión.
- Versatilidad e inclusión: la diversidad de métodos biométricos permite su aplicación en una amplia variedad de escenarios, desde controles fronterizos, hasta accesos digitales. Esta flexibilidad no solo amplía su utilidad; también hace que sea inclusivo, adaptándose a diferentes necesidades y contextos.
Los datos biométricos por sí solos no siempre son suficientes para identificar a una persona. Los documentos físicos o certificados, emitidos por organizaciones autorizadas, son una de las opciones más probadas y ampliamente implementadas hoy, aunque no son la única solución.
El enfoque hacia tecnologías más avanzadas, como Decentralized ID (DID), está ganando terreno al permitir que las personas controlen su propia identidad digital de manera segura y sin depender de intermediarios centralizados.
Por otro lado, contar con múltiples capas de seguridad sigue siendo fundamental. Validaciones avanzadas, algoritmos de control y mecanismos de prevención son esenciales para garantizar una autenticación confiable. Al elegir un socio tecnológico, es clave que este integre tecnologías innovadoras junto con opciones tradicionales.
El futuro de la biometría se centrará en la transparencia y el control del usuario. Tecnologías como blockchain y almacenamiento descentralizado podrían permitir a los individuos administrar sus propios datos de forma segura. Además, el uso de biometría multimodal (huella, rostro, voz) promete mayor precisión y adaptabilidad.
Sin embargo, las empresas deben priorizar la confianza para garantizar un uso ético y seguro de la biometría, sentando las bases para un ecosistema digital inclusivo.
¿Cuál es nuestra función en este futuro? Aunque las organizaciones públicas y privadas tienen el importante deber de proteger la información, nosotros, los individuos, debemos desempeñar un papel activo. La biometría puede ser un arma de doble filo si no se regula adecuadamente.
Antes de compartir nuestros datos biométricos tenemos que:
- Conocer las políticas de privacidad antes de compartir datos: para asegurarnos de recibir información sobre que dato será capturado y por qué. También es importante entender cómo serán almacenados y utilizados.
- Usar plataformas seguras: optar por organizaciones con experiencia en la industria, buenas prácticas y reputación comprobada.
- Exigir responsabilidad: pedir transparencia a las empresas que gestionan datos biométricos.
- Cumplimiento con normativas (locales o globales): adherencia a leyes como GDPR.
- ¿Para qué lo necesitan? (Finalidad).
- ¿Es estrictamente necesario? (Minimización).
- ¿Estoy bien informado y he dado mi consentimiento? (Transparencia).
- ¿Están seguros mis datos? (Seguridad).
- ¿Puedo recuperar o eliminar mis datos si lo deseo? (Derechos).
La biometría no solo es tecnología. Es un elemento clave para un ecosistema digital seguro y confiable. Con un esfuerzo conjunto entre individuos, empresas y gobiernos, podemos construir un futuro donde los datos biométricos empoderen a todos.